El tradicional dulce del 6 de enero marcará el final de la Navidad y el inicio de un tiempo lleno de buenos propósitos entre los que no deben de faltar los hábitos saludables
Pasó volando. Algunos dirán que no, porque nunca llueve a gusto de todos. Pero es evidente que la sensación generalizada es que los años pasan en un abrir y cerrar de ojos. En un suspiro. Y 2022, después de todo lo que llevábamos acumulado desde marzo de 2020, aún más.
Y aunque muchos den por finalizada la Navidad, para otros, al menos tantos como los primeros, aún queda lo mejor. La fiesta de Reyes es, en España, una de las más celebradas: las cabalgatas, la ilusión de los más pequeños, los regalos… Pese al desembarco que hace unos años hizo Papá Noel, parece que en nuestro país los Reyes Magos siguen siendo los Reyes Magos.
El 6 de enero, su festividad, está íntimamente relacionada con el sorteo de la lotería del Niño, una cita a la que mucha gente llega de rebote tratando de “desquitarse” de la decepción del de Navidad. Pero también el día 6 tiene otro protagonista indiscutible: el roscón de Reyes.
Habitual en muchas mesas para el desayuno de la mañana de Reyes, tiene un aspecto inconfundible: está cubierto de frutas escarchadas y azúcar y en su interior se puede encontrar desde nata hasta crema, trufa e incluso un haba.
Un poco de historia…
Muchas de las tradiciones que mantenemos en la actualidad tienen un origen relativamente reciente, pero eso no sucede con el roscón de Reyes: algunos incluso lo sitúan en la Antigua Roma, en las fiestas de Saturnalia o Saturnales, que eran aquellas fechas en las que los romanos celebraban el crecimiento de los días. Conocida también como la Fiesta de los Esclavos, esta fiesta suponía también el final del duro trabajo en el campo.
Con tal motivo, se repartían entre los trabajadores, personas de extracción social más baja, unas tortas de forma redonda que llevaban miel, higos o dátiles. También de ese tiempo data la introducción de un haba, que era augurio de buena suerte para quien la encontrara.
Muchas han sido las épocas en las que el roscón, que nunca ha dejado de estar presente en la vida de las personas a lo largo de la historia, ha recobrado su auge. Francia ha sido país de referencia para poder seguir su evolución. De hecho, desde el siglo XI, en el que se emulaba la adoración de los Reyes Magos al niño Jesús en una fiesta en la que cada pueblo ofrecía un bollo dulce a los niños más pobres, hasta el XVIII, de mano de Luis XV, este producto ha sufrido transformaciones.
Y en la actualidad…
Como decíamos, hoy día se pueden encontrar roscones de reyes con una amplia variedad de rellenos. Atrás quedan la miel, los dátiles e higos de los romanos. Estos han ido dando paso al cabello de ángel, la trufa o la nata, entre otros ingredientes.
Incluso el abanico de posibilidades hoy existente ha hecho habituales en los últimos años las clasificaciones de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que a la hora de analizar los productos envasados se centra en la valoración nutricional, la calidad de los ingredientes, la presencia de aditivos y la información del etiquetado. En este sentido, recomienda en el caso de los rellenos de nata que los consumidores den prioridad a los que únicamente tienen nata montada como relleno y no contengan grasas vegetales.
¿Por qué no hacerlo en casa?
Eso es. ¿Por qué no hacerlo en casa? Cocinar es siempre una oportunidad de relajarse y pasar tiempo en familia. ¡Y qué mejor que remangarse para preparar un buen roscón de Reyes!
Para emprender una tarea así, recomendamos siempre acudir a los expertos, a los que saben. Y este criterio nos lleva hasta la especialista en repostería Eva Arguiñano, que nos explica paso a paso el proceso para poder degustar un roscón casero y natural.
¿Qué necesitamos? Pues 400 gramos de harina de fuerza, dos nuevos, 20 gramos de levadura fresca de panadero, 70 gramos de mantequilla y 100 de azúcar, tres cucharadas de leche, 100 mililitros de agua y otros 25 de agua de azahar, sal y una cucharada de ron blanco, además de aceite de oliva virgen extra. Y para la decoración será imprescindible disponer de azúcar perlado y frutas escarchadas.
Arrancan los propósitos para 2023
Lo decíamos al inicio: la fiesta de Reyes marca el punto final de la Navidad y prácticamente el comienzo del nuevo año. Ese en el que muchos nos prometemos sacar tiempo para practicar deporte, estar más tiempo con nuestras familias, disfrutar más del hábito de la lectura o retomar las relaciones y amistades poco cultivadas en los dos últimos años.
Nosotros tenemos alguno más que sumar a estos, que son los habituales (aunque si se repiten año tras año es porque el grado de consecución no es el deseado, claro).
Sin duda, unos hábitos de vida saludables son fundamentales para que todo lo demás funcione como un reloj suizo. Hacer deporte, tener una alimentación sana en la que las frutas, verduras, legumbres, carnes y pescados frescos tengan un peso específico son pautas esenciales.
Pero no podemos olvidar la importancia de comprometernos con el medio ambiente, con su preservación y su sostenibilidad. Y la alimentación es también una herramienta excepcional para propiciarlo: la compra a productores de proximidad, la lucha contra el desperdicio alimentario…
Siempre lo decimos, pero el inicio del año nos lo pone en bandeja: es un compromiso de todos y para todos. Así que súmate.