La psiquiatría nutricional es un ámbito de investigación reciente que estudia la vinculación entre algunas enfermedades mentales comunes y las pautas alimentarias de los pacientes

Que la enfermedad mental se ha convertido en un problema de enormes dimensiones es evidente. Quizá antes de la irrupción de la pandemia en nuestras vidas no éramos tan conscientes, aunque los ritmos y rutinas que manteníamos (y hemos recuperado) no nos dejan demasiado tiempo para cuidar de un aspecto fundamental de nuestra vida, de nuestro día a día.

Pero estas dolencias, que avanzaban silenciosas en un escenario en el que parecía que solo valían el éxito y la alegría, ya existían. Y eran muchos los especialistas y las organizaciones que nos venían advirtiendo de la enorme mella que estaban causando en la sociedad. Así que la pandemia destapó la caja de Pandora, y aquello que existía pero que permanecía oculto en el seno de una sociedad que no quería verlo, ha salido a la luz.

Ahora sabemos que casi la mitad de los y las jóvenes españoles de entre 15 y 29 años considera que ha tenido algún problema de salud mental y que el 9% de la población tiene algún tipo de problema de salud mental. Pero, además, la Organización Mundial de la Salud estima que el 25% lo tendrá en algún momento a lo largo de su vida.

Las cifras son escalofriantes y su difusión tras la pandemia, especialmente a causa de los efectos que el confinamiento ha tenido en muchas personas, sobre todo niños y jóvenes, ha favorecido el surgimiento de una corriente favorable a la visibilización de la enfermedad mental.

Psiquiatría nutricional

Como área de investigación joven, relativamente reciente, aún tiene mucho recorrido empírico por realizar. Pero es innegable que el tema suscitaba el interés suficiente como para que, hace poco más de una década, se emprendiera la senda. Hablamos de la psiquiatría nutricional, que se enfoca en la investigación sobre los nexos de unión existentes entre la dieta que mantenemos, en lo relativo a su calidad y variedad, y sus efectos en la salud mental.

La doctora Suzanne Dickson, de universidad sueca de Gotemburgo, realizó un estudio en el que reconocía haber detectado una creciente evidencia de relación entre una dieta pobre y el empeoramiento de los trastornos del estado de ánimo, incluida la ansiedad y la depresión. Pero a la vez confesaba que muchas pruebas comunes sobre los efectos de ciertos alimentos sobre la salud no estaban respaldadas por evidencia sólida.

Hay algunas evidencias…

Vayamos primero con lo que sí se ha demostrado. El vínculo entre la dieta y la salud mental parece ser sólido en lo relativo a la capacidad que tiene una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos en mejorar la situación de menores con epilepsia o baja vitamina B12.

Parece ser que, en la misma línea, se hacen patentes los beneficios para la salud mental de la dieta mediterránea. De este modo, las verduras y alimentos de origen vegetal, aceite de oliva, pescado, carnes magras, lácteos, cereales, frutas y agua, por supuesto, se convierten en aliados para protegerse contra algunas dolencias, como la depresión y la ansiedad.

… pero aún son muchos los interrogantes

Frente a ello, son muchas las cuestiones sin respuesta, los ámbitos en los que aún hace falta encontrar aval científico sólido. Es por ello que la propia comunidad insiste en la necesidad de seguir investigando en torno a este campo.

Porque, por una parte, la prevalencia de la enfermedad mental no es baladí. Y, por otra, la facilidad de acceso a determinados alimentos (eso sí, no en todos los puntos del planeta) podría ser una baza importante a nuestro favor. Eso sí, sin olvidar que alimentos y medicamentos tienen naturalezas y propósitos distintos y no son sustituibles.

La «eterna garantía» de los hábitos saludables

Sea cual sea el camino por el que transite la psiquiatría nutricional en los próximos años, en los que esperamos logre encontrar solución a todos estos problemas, es innegable que los hábitos saludables son imprescindibles.

Una alimentación sana en la que tengan presencia todos los alimentos (en distintas medidas) excepto los ultraprocesados y la práctica deportiva habitual son ingredientes fundamentales. Porque la combinación de ambas no solo nos librará de muchos problemas de salud física (colesterol, altos niveles de azúcar, sobrepeso…), sino que nos permitirá eliminar buena parte de la tensión y de la presión que nos acechan a diario.

En Mercasalamanca somos plenamente conscientes de la necesidad de seguir sensibilizando sobre la importancia social de los hábitos saludables. Por eso mantenemos intacto nuestro compromiso con los más jóvenes, a quienes en las visitas que nos realizan con sus colegios hablamos de la necesidad de alimentarse de manera adecuada, sana. Porque sabemos que ellos son, casi siempre, la mejor correa de transmisión para llegar a las familias. En definitiva, para poder convertir este objetivo de muchos en una misión de todos.